En las colinas de Masquefa, donde antes danzaban los rayos del sol sobre las viñas y los campos, y también en los pintorescos pueblos vecinos de Esparraguera, Piera, Collbató y Hostalets de Pierola, se extiende ahora una pesada manta de desesperación. Esta es la triste estampa que nos toca presenciar, día tras día, en esta tierra catalana que amamos con todo nuestro ser.
Las hileras interminables de camiones, como una procesión sombría, vierten la basura de todo el territorio catalán en esta área preclausurada. Antes, nuestros paseos por el campo eran una delicia, una forma de conectar con la naturaleza y de enseñar a nuestros hijos el valor de la tierra que pisamos. Pero ahora, a donde quiera que vayamos, este desolador paisaje es el que nos han impuesto.
Ya no podemos disfrutar de las tertulias de domingo en la sobremesa, contemplando las viñas y la belleza de nuestro entorno agroforestal. Ese marco idílico ha desaparecido ante nuestros ojos, reemplazado por montañas de desechos y la tristeza que emana de ellos.
Nos sentimos atrapados, como si los órganos competentes nos hubieran condenado a ser víctimas colaterales de una gestión desastrosa, carente de previsión y transparencia. Las preguntas nos acechan, sin encontrar respuestas satisfactorias.
¿Por qué tenemos que correr a refugiarnos en nuestras casas cuando los olores nos agreden y nos dejan sin aliento? ¿Por qué debemos ser parte de este paisaje dantesco junto al vertedero más grande de Cataluña? ¿Por qué percibimos que actúan con total impunidad, priorizando intereses particulares sobre la salud de la gente?
Estas son preguntas que resuenan en nuestros corazones, como un lamento en busca de justicia. Anhelamos respuestas, anhelamos un cambio, anhelamos que la belleza de nuestra tierra vuelva a florecer, que nuestros hijos puedan volver a correr libres por campos verdes y que la transparencia y la sensatez guíen las decisiones que afectan a nuestra querida Masquefa y a los pueblos hermanos de Esparraguera, Piera, Collbató y Hostalets de Pierola.
Es un problema que nos concierne a todos, un problema que afecta a nuestro país en su conjunto. Unidos haremos la fuerza suficiente para frenar este gran despropósito y restaurar la belleza y la salud de nuestra tierra y nuestras comunidades. Juntos, con determinación y solidaridad, podemos cambiar el rumbo y asegurarnos de que un futuro más luminoso aguarde a las generaciones venideras en esta tierra que amamos.
VD.